El estiaje de los ríos y las inminentes frezas recomiendan una vigilancia más exhaustiva de las poblaciones del cuervo marino según Pescaleón.
La solicitud, perfectamente documentada en estudios científicos y normativa europea propone una serie de alternativas de control similares a las de otros depredadores oportunistas. El escrito, firmado por José Rubén Pérez, presidente de la sociedad Pescaleón, está dirigido al Consejero de Medio Ambiente el leonés Antonio Silván. Tras una detallada exposición con abundantes referencias bibliográficas viene a concluir que si tenemos en cuenta las estimaciones de 1000 ejemplares de cormorán grande en la provincia de León, con una ingesta diaria de 0,3 a 0,5 kilos de pescado, especialmente salmónidos, el daño producido en las poblaciones trucheras es enorme.
Destaca además el efecto negativo que la actividad el cuervo marino produce en los frezaderos. Tras analizar las diferentes opciones de control, José Rubén se inclina por los aguardos o esperas en los dormideros «dadas las características esquivas y recelosas de esta especie». Destaca que el cormorán grande no es una especie protegida y que varias comunidades como Asturias y Cataluña tienen aprobadas y en vigor medidas de control.
Los aficionados a la pesca que han aprovechado el final de temporada se han encontrado con la presencia inevitable del cormorán grande, especie predominante marina, invernante no sólo en los estuarios de los ríos, sino también bastantes kilómetros al interior. La cantidad de cuervos marinos está preocupando de forma muy seria en diversos ámbitos donde los salmónidos constituyen una importante riqueza, y no solo en León.
Vulnerabilidad de los peces
En Escocia, donde la pesca del salmón representa una más que notable fuente de ingresos y dónde existen además abundantes piscifactorías, se han unido desde hace años los sectores implicados exigiendo al gobierno medidas urgentes que ya han comenzado a tomarse seriamente. Preocupa especialmente la vulnerabilidad de las poblaciones de peces recién repoblados y que son fácil presa del cuervo marino. Pero no es despreciable el efecto que pueden causar sobre otras poblaciones de pequeño y mediano tamaño tanto en aguas corrientes como en aguas embalsadas. En concreto y desde hace años, se ha aceptado elevar la caza de esta especie de 600 a 2000 o 3000 aves al año sobre una población estimada de 17.000 cormoranes. Ni siquiera se requiere aportar pruebas de los daños, ya que se han convertido en evidencia en los últimos años. También, y de forma excepcional, se permitirá prolongar su caza hasta primeros de mayo, pues se observa un cambio en el comportamiento del cormorán de forma que muchas aves no retornan al mar, sino que nidifican en las proximidades de los ríos y lagos convirtiéndose en auténtica plaga. Esto ya sucede también en Bárcena y Riaño, pero aquí, sin embargo, la caza no se permite.
En España los pescadores y piscicultores vienen denunciando desde hace años la invasión de cormoranes que de forma creciente se produce año tras año. En León existen abundantes poblaciones invernantes tanto en el Bierzo, en las áreas aledañas al embalse de Bárcena, como en las riberas del Esla, Poma y Luna-Órbigo. En Riaño han llegado a nidificar y a formar poblaciones permanentes que, con frecuencia, se desplazan hacia las zonas medias y bajas del río. Parecía que en los dos últimos años, en que se vienen tomando medidas de control por los agentes forestales, las poblaciones se habían reducido. Sin embargo en 2011 y 2012 se ha constatado un incremento importante, especialmente en enero. Ahora solo resta que el consejero tome buena nota y aplique medidas rápidas y eficaces.